Una persona que toma un vuelo comercial de cabotaje entre El Calafate y Buenos Aires (2068 km) emite 316 kg de CO2e, lo que equivale al consumo de energía de una vivienda durante 5 meses. Y por un vuelo comercial internacional, de Buenos Aires a Miami (7082 km) cada persona en clase turista genera 990 kg CO2e, similar al consumo de energía de una vivienda durante 1 año.
El análisis surge del trabajo que realiza The Carbon Sink, la plataforma que nació con el objetivo de democratizar la medición y compensación de la huella de carbono, un instrumento que permite estimar las emisiones de gases de efecto invernadero que generamos por la quema de combustible fósil.
Federico Falcón es el director general y comentó que antes de comenzar con este emprendimiento habían trabajado con empresas grandes que toman el compromiso de ser carbono neutral. “Nos preguntamos qué pasa con las empresas más chicas que creen que la medición es algo complicado”, contó. Entonces desarrollaron una calculadora de huella de carbono y la subieron a una plataforma para que sea utilizada de forma gratuita.
Carbon Sink significa sumidero de carbono en inglés. Los sumideros de carbono son depósitos naturales -como océanos y bosques- y artificiales que absorben y capturan el dióxido de carbono (CO2) de la atmósfera, reduciendo así su concentración en el aire.
Por el momento desarrollaron cuatro calculadoras. Una es para medir la huella de carbono de forma individual, otra para evaluar el impacto que genera una empresa. También se puede medir la huella de los vuelos y los eventos. “De esta forma se puede entender la huella que se está dejando de forma anual y tomar acciones para generar una compensación”, explicó Federico.
Sobre el interés que despertó esta herramienta en las empresas, dijo que es muy alto aunque “las acciones vienen un poco lento”. Dijo que, en realidad, la reacción luego de tener la información no es tan inmediata. “Se hacen muchas consultas, se usa la calculadora pero hoy son las empresas grandes las que están más interesadas en medir y compensar”.
Hay proyectos de empresas que ya iniciaron la etapa de compensación en Argentina, Perú, Uruguay, Colombia y Chile. Algunos ya están certificados. Esto significa que el proyecto nació con el propósito de capturar o evitar carbono. El primero se refiere, por ejemplo a iniciativas forestales. El segundo a los que se basan en la generación de energías renovables.
Pagando un precio correspondiente a crédito certificado, The Carbon Sink ofrece la posibilidad de compensar la huella contribuyendo con proyectos de triple impacto en toda América Latina. Entre estos proyectos se encuentra el Corredor de los Cedros, una propuesta de conservación de bosques nativos en la ecorregión de las yungas jujeñas.
Desde el inicio de sus operaciones en 2021, las personas y pymes compensaron más de 3.200 toneladas de emisiones de gases de efecto invernadero. Esta cifra equivale a las emisiones generadas por 26.512.000 km recorridos en auto o por 6134 viajes ida y vuelta en avión entre Buenos Aires y San Pablo.
Para Federico el proceso es simple para las empresas más chicas. Es fácil de ejecutar la compensación. Las empresas grandes lo hacen en etapas y se establecen objetivos a mediano plazo, trazando objetivos. “Que las empresas puedan ayudar a concientizar me parece muy importante. Todos podemos aportar nuestro grano de arena”.