“El periodismo es servicio”, define a modo de presentación Sergio Elguezábal, el reconocido periodista que nació en Bragado, provincia de Buenos Aires, y pasó su infancia en un pueblo cercano que el tren ya no visita. Y la escuela rural a la que asistió solo se ocupa de cuidar los recuerdos de una vida sencilla.
“Hoy necesitamos estar al servicio del cambio de paradigma rotundo y avasallante que estamos viviendo”, definió Sergio en el inicio de la charla con Vivian “Lulú” Mathis en el programa radial Pausa. Considera que existe la obligación de construir un futuro sostenible en el que podamos desarrollarnos con armonía.
Para el periodista que comenzó su carrera hace 35 años no vale el desarrollo para pocas personas. El desarrollo es con armonía o no lo es, definió y aclaró que lo hecho hasta el momento resulta insuficiente en todos los campos. “La tecnología casi que nos pasa por encima y necesitamos estar plantados de otro modo, desde el espíritu y el corazón. Y justamente hoy la cuestión espiritual no forma parte de la educación tradicional”.
Sergio regresa cuando puede a Bragado para encontrarse con la sanadora relación con el lugar que permite silencios y el disfrute de la naturaleza.
Apunta que el asunto del siglo, el calentamiento global, existe por el modo que tenemos de producir y consumir. Y que en un tiempo muchas personas no podrán habitar el lugar que eligieron para vivir. “El modo de cambiar es decrecer, no hay otra forma. Hay que pensar todo de nuevo con una lógica distinta”, destacó.
Un aspecto importante a considerar para Sergio es la forma en la que concebimos el trabajo. Y lo argumenta: no es posible que un maestro, un médico o cualquier otra profesión tenga que trabajar entre 10 y 12 horas por día. Corre de un lado al otro para poder cubrir sus necesidades. “No es una vida saludable”, dijo y agregó que es por eso que debemos revisar nuestros trabajos en aspectos como el tiempo que le dedicamos y el propósito.
Ante este escenario, propone pensar soluciones disruptivas como la de generar un sistema que permita trabajar menos, incluir a las personas que hoy están desempleadas y que todos tengan un ingreso honorable. “Pero no…”, se lamenta, “sigue esta idea de que personas sean esclavas del hombre. Y eso no se puede vivir más”.
Sobre el periodismo tradicional de la actualidad consideró que integra el mismo sistema que ha quedado vetusto, necesita renovarse. “Los dueños de los medios tienen el discurso que no sale de la idea de producir inacabadamente. Y si son dueños de arroceras, por ejemplo, no van a estar a favor de la ley de humedales”, ejemplificó.
Está convencido además de que tenemos que revisar nuestro contrato con las audiencias que “está absolutamente roto”. Y para eso es necesario descubrir sus intereses. “¿Es ver asesinatos todos los días o mejor es hablar de cómo podemos lograr una economía suficiente que beneficie a las personas. Estamos desenfocados”.
“Es importante dar conversaciones significativas. Hoy los medios proponen una conversación vacía, hablan de si un jugador sale con una modelo, exacerban una muerte por motochorros, alertas, les falta poner: ‘vayan a esconderse debajo de cama’. Y lo que necesitamos es todo lo contrario. Necesitamos espantar los miedos y avanzar”.
Sergio está intentando que sus reuniones de trabajo sean en las plazas. Dice que no hay nada mejor que hablar mientras caminas por un parque porque surgen cosas maravillosas y además se provoca un vínculo verdadero.
Entre tantos temas relevantes, guarda la postal de un episodio muy reciente que incluye una gran definición de vida. Fue en una reunión donde se presentó un informe ambiental en el marco del gran tema de este tiempo: la explotación del litio. Verónica Chávez pertenece a la comunidad de Tres Pozos en la cuenca de Salinas Grandes. Y en su exposición rechazó cualquier proyecto en el lugar y valoró la vida sencilla; cuida ovejas, pidió por el cuidado del agua y vivir en paz.
“Cuando terminó su exposición le preguntaron a Verónica cómo pensaba, entonces, que iba a ser la transición hacia una movilidad más sostenible. Y ella se quedó mirando y dijo que solo sabía de ovejas y que quería agua y paz”, contó Sergio. Y se emocionó.
Cuando el nudo en la garganta se lo permitió, el periodista escogió una buena conclusión: “Nos dijo con dulzura que hay que atender lo esencial y que tenemos que ver a nuestros pares de forma amorosa…es que no podemos divorciarnos de la dulzura”.