Camila Castro Grinstein tuvo una idea original. Y la moldeó hasta que nació Etimo Biomateriales.
Su emprendimiento se ocupa de hacer materiales biodegradables con residuos gastronómicos. Hoy están enfocados en hacer tazas con la borra de café.
El proyecto se inició en la tesis de Camila cuando estudiaba Diseño Textil. Pasaba noches enteras estudiando y tomando mate, se tiraban kilos y kilos de yerba. Entonces pensó en generar una alternativa al plástico. “La respuesta estaba en el tacho de la basura”, dijo sonriente y agregó que el 46% de los residuos son orgánicos.
“Trabajamos con la industria gastronómica porque es un problema de contaminación importante. Y en las ciudades, lo más cercano a la naturaleza que tenemos es la comida”, comentó.
La iniciativa que había comenzado con la yerba cambió hacia la borra de café. Camila dice que no descarta la yerba, aunque se trata de un residuo hogareño complejo para la recolección. En cambio, la borra del café la podemos encontrar en lugares específicos dispuestos por las cafeterías que arrojan entre 4 y 5 kilos por día.
Estas características permiten que la recolección del residuo sea más simple y que, en definitiva, la logística sea más sostenible. Considera que cada vez se trabaja más en la gestión de la basura y eso permite que se valorice más el desecho orgánico.
Camila dice que el sistema que atraviesa el proyecto es circular. Esto significa que “tomamos el desecho de la cafetería y el producto final, la taza, termina en esa cafetería”.
El trabajo que hacen en Etimo es combinar la borra de café con distintos aglutinantes, “una suerte de fórmula alquimista”. Son todos componentes biodegradables, no hay nada que provenga de la industria del petroleo. El material luego es derretido y con la utilización de los moldes se logra la taza. “Es una combinación entre la ciencia y el diseño”, apuntó Camila.
Ya circulan en algunas cafeterías las tazas hechas con borra de café. Se están testeando bajo un uso intensivo y eso permitirá saber si es necesario hacer cambios. Si pasa la prueba, comenzará la etapa de comercialización.
Hay un punto que Camila considera valioso. Las cafeterías donde se hace el testeo son las que acompañan el proceso y el desarrollo de reciclado de su borra de café. También reciben la opinión de baristas y clientes.
Etimo es un equipo de tres personas, además de la red de colaboradores. En 2022 obtuvieron un subsidio del Ministerio de Desarrollo Productivo con el que empezaron el desarrollo del proyecto. Eso permitió hacer todas las pruebas de inyección para trabajar en otras escalas, adquirir maquinaria y elaborar testeos en laboratorios.
El equipo Etimo ganó en mayo de este año el primer puesto del certamen Santander X Global Award, en la categoría “Lauch” que se desplegó en Valencia, España.
Camila parece combinar la pasión por la esencia del proyecto y una conducta metódica para llegar a buen puerto. “Nos gusta inspirar a innovar y encontrar respuestas para hacer las cosas más sostenibles”, definió.