Qué significa el dinero en nuestras vidas finitas. Y para qué lo quiere una sociedad arremolinada por infinitas distracciones y miedo.
Joan Melé es el promotor del modelo de la banca ética. El catalán habla siempre con pleno entusiasmo del camino que emprendió en enero de 2015 luego de haber pasado por la banca tradicional. Siente que hoy hace algo concreto para mejorar el mundo.
“En 48 años en el mundo financiero nadie me preguntó qué voy a hacer con su dinero”, admitió Joan en el programa Pausa que conduce Vivian ‘Lulú’ Mathis. Y agregó que recién en los años 60 se empezó a considerar que los bancos deben tener criterios éticos a la hora de financiar a través de fondos de inversión o préstamos.
“Hay proyectos muy rentables que discriminan a la mujer, contaminan el medio ambiente, financian el comercio de armas. El beneficio no puede ser más importante que las personas o el planeta”, aseguró. El sistema financiero siempre funcionó así y los clientes buscan la máxima rentabilidad sin preguntar nada.
La Banca Ética financia proyectos que aporten valor a la cultura, la educación, al desarrollo social y al medio ambiente. Melé destaca que el filtro que utilizan contempla la ética y la pregunta sobre qué aporta al mundo la iniciativa presentada. “La rentabilidad no es más importante que las personas”, definió.
Para Joan, lo más grave en este escenario es que el 99% del dinero que circula en el sistema financiero es motivado por la especulación. Detrás no hay nada, “es brutal”.
Considera que para generar un cambio radical es imperioso realizar primero un trabajo individual de autoconocimiento. Eso transmitió en un encuentro con empresas de triple impacto en Buenos Aires. Es importante dedicar tiempo a la meditación en un mundo que genera miedo. Tanto desde las noticias como desde el mercado. «Y eso nos convierte en marionetas”, aclaró y agregó que el origen está en una educación que lo hace desde ese lugar. Es que -apunta Joan- empezamos a educarnos en el miedo y no en el amor.
«Pude ver cómo el dinero puede transformar a las personas en caricaturas de lo que podrían ser»
No se educa la sensibilidad y tampoco la voluntad en una sociedad que está envuelta en miedo y distracciones. “Vivimos una vida de espectadores y no de protagonistas”, alertó.
Mencionó que en los países más ricos del mundo están preocupados porque el suicidio juvenil se ha disparado. “Eso se debe a que tienen todo en lo económico pero nadie les ha ayudado a encontrar su propósito”, evaluó.
Para el catalán es importante no olvidarse de que los bancos no tienen dinero, lo gestionan. “Y los clientes somos responsables, tenemos que saber qué se hace con mi dinero, qué proyectos financian. Ética y transparencia radical definen el modelo de la Banca Ética”, definió. En un principio pareció una utopía pero con el paso del tiempo la idea se difundió en Europa y luego en Latinoamérica.
A Joan le gustaría que el crecimiento de su iniciativa fuera más rápido. Hay mayor conciencia aunque falta voluntad. Dice que la tragedia es que desfilan miles de proyectos destacados que ayudarían a América Latina a resolver temas de desigualdad y que hoy no encuentran la financiación adecuada.
“Cuando alguien quiere tener poder o acumular dinero es porque se siente inseguro, sino tiene una relación de armonía con los demás”, apuntó y señaló que es absurdo dedicarse a acumular cuando el tiempo que tenemos en esta vida es limitado. “Pude ver cómo el dinero puede transformar a las personas en caricaturas de lo que podrían ser. Es increíble”.
Joan asegura que encontrarse con el concepto de la banca ética le permitió ‘nacer de nuevo’. Un camino sin miedo, sin ambiciones, y desligado del interés personal. Simplemente intuyó que era una buena idea para cambiar el mundo.