Después de un extenso recorrido, Virginia Romero consiguió encontrarse con su versión más auténtica. “Me defino como una constructora de alianzas”, asegura hoy mientras observa las copas de los árboles desde su departamento en Río Cuarto, Córdoba.
Virginia es la cofundadora junto a Jessica Oyarbide de Ekhos, una organización que impulsa el desarrollo de ecosistemas de empresas sociales.
El inicio de esta experiencia para Virginia se dio a los 30 años cuando fue consciente de que algo faltaba en su vida. Había estudiado finanzas, era contadora pública y trabajaba en empresas pero cuando hacía el ejercicio de imaginar el futuro, el sabor era amargo. Entonces comenzó con la tarea de descubrirse.
Primero decidió involucrarse en el arte a través de la carrera de cine. “En ese momento integré una parte más sensible, más emocional. Yo quería entregar bondad al mundo y no sabía cómo”, contó en el programa radial Pausa que conduce Vivian ‘Lulú’ Mathis.
«Yo quería entregar bondad al mundo y no sabía cómo»
La intensa búsqueda la llevó a conocer a Muhammad Yunus, el emprendedor social, actual jefe de gobierno interino de Bangladesh que recibió el premio Nobel de la Paz por desarrollar el Banco Grameen. Estudió con él y se involucró en el mundo de las empresas sociales de India. Esto significó la apertura de una ventana por donde desfilaban nuevos desafíos.
Regresó al país con una generosa nutrición que le permitió aplicar una mirada más amplia sobre los negocios, “integrando un mundo con el que me sentía más representada”.
“Ya sabía que podía hablar de finanzas sostenibles, de negocios con un filtro más sensible. Debía buscar la forma y entonces me involucré con la educación, la banca sostenible, proyectos de economía circular hasta que entendí que mi rol era tejer puentes”, señaló. Entonces, en 2017 nació Ekhos.
“Al principio, cuando decíamos que buscábamos vincular India con Latinoamérica sonaba muy extraño. Les hablábamos de integrar negocios”, contó y mencionó que con su socia tenían el deseo muy claro de compartir el desarrollo que habían descubierto en India. Vieron cómo muchos actores -fondos de inversión, gobiernos, incubadoras, consultores, la academia- trabajan de forma conjunta para darle soporte a las empresas de impacto social y ambiental.
«En India y Latinoamérica tenemos los mismos problemas sociales y ambientales, con distintas escalas, pero son los mismos. Ya hay en ambas partes del mundo negocios para solucionar problemas sociales y ambientales con innovaciones. Encontramos un gran punto de intercambio, siempre con el objetivo de resolver los problemas estructurales que tenemos en ambos países”, definió.
Hace cuatro años co fundaron la Red de Impacto Latam que reúne a 210 organizaciones de soporte de las empresas de Latinoamérica. El objetivo es integrar los ecosistemas de impacto de distintos países. “Hoy somos interlocutores con otras regiones del mundo”, señala orgullosa.
Los temas que surgen con frecuencia en este ecosistema de intercambio están vinculados con la economía regenerativa, la economía circular, inclusión financiera, soluciones de educación, salud.
En este extenso y desafiante camino existió una inspiradora prueba piloto en la alianza entre India y Argentina para brindar una solución social. Virginia encontró la oportunidad de dar el primer paso con Barefoot College -la Universidad de los pies descalzos- que trabaja hace 20 años con la formación de mujeres de zonas rurales de India que no saben leer, escribir y viven en comunidades aisladas. El objetivo es educarlas en ciertas habilidades para que puedan volver a sus lugares, brinden soluciones y se conviertan en líderes comunitarias.
La propuesta para Argentina -a través de Ekhos- fue formar mujeres en la generación de energía solar fotovoltaica domiciliaria. “Nos invitaron a tener una experiencia con mujeres argentinas por seis meses”, contó Virginia y agregó que para esta tarea exploraron cuales son las zonas más afectadas del país por la falta de energía eléctrica. Trabajaron en la Puna jujeña donde seleccionaron a cuatro mujeres que viajaron a India a entrenarse. “Volvieron totalmente empoderadas y ahora le dan la ilusión concreta a sus comunidades de que es posible generar un cambio”, describió satisfecha.