La historia de Semillas de la Paz, una iniciativa que nació a raíz del proyecto de Green Legacy Hiroshima que diseminó por el mundo las semillas de los árboles que sobrevivieron al bombardeo atómico. Un mensaje de paz en un mundo más verde y que recuerde a las víctimas del horror.
El 6 y 9 de agosto de 1945 el horror trazó una página ominosa en la historia de la humanidad. Las ciudades japonesas de Hiroshima y Nagasaki recibieron un bombardeo nuclear de Estados Unidos que puso fin a la Segunda Guerra Mundial. Se estima que el ataque mató a 166.000 personas en Hiroshima y 80.000 en Nagasaki, y las cenizas ahogaron de dolor al planeta.
En 2012, la organización no gubernamental Green Legacy Hiroshima nació con el objetivo de proteger y diseminar en todo el mundo las semillas de los árboles que sobrevivieron a la bomba nuclear. Buscó que se propague un mensaje de paz alrededor del mundo.
La consigna llegó a manos del argentino Julio Bernal, cuando buscaba información sobre el bombardeo a Hiroshima. Julio fue oficial y capitán del barco de Greenpeace durante cuatro años y la consciencia ambiental estuvo siempre incorporada en su vida. “Siempre digo que el proyecto nace un minuto después de que se arrojó la bomba”, señaló y aclaró que la iniciativa que creó en Argentina, Semilla de Paz, tiene un triple mensaje: “El de la paz, el cuidado del medio ambiente y el recuerdo a las víctimas del bombardeo nuclear”.
“El planeta se las va a arreglar, tal vez lo haga sin nosotros que somos los responsables del daño. La naturaleza en su conjunto es muy fuerte y nosotros somos el eslabón más débil”, comentó y agregó que muestra de eso son las plantas que sobrevivieron al bombardeo nuclear.
Semilla de Paz entregó pequeños árboles a distintas entidades del país. Desde un centro ecuménico en sectores vulnerables, la prestigiosa Fundación INVAP en Bariloche, clubes de golf, el Colegio Nro. 1 “Domingo Faustino Sarmiento” de Paraná y Coronel Seguí, una localidad de 145 habitantes. “El proyecto nació de una mente como cualquier otra. Por suerte nadie me dijo que estaba loco cuando lo propuse”, reconoció entre risas.
El objetivo siempre fue involucrar a la gente con un mensaje de paz en un planeta más verde y libre de amenazas nucleares. Una semilla que logró nacer después del horror más impiadoso. Todo un mensaje.