Natalia es periodista y cocinera. Publicó dos libros, Cómo como y A cuatro manos sobre la cocina saludable. “Lo que me cambió fue la soberanía alimentaria, tomar las riendas de mi alimentación y no dejarme llevar por lo que me indican las publicidades”, contó.
Cuando Natalia Kiako comenzó a publicar las primeras recetas de cocina saludable, pensó rápido un nombre para el blog. Se le ocurrió “Natalia The Cook”, para poder compartirlo con sus familiares. Nunca se imaginó que esa herramienta doméstica se transformaría en un sitio demandado por miles de personas. “Es cierto, el nombre no es práctico”, reconoce entre risas, y aclara que no se había esforzado mucho porque jamás imaginó que el blog fuera exitoso.
Natalia es licenciada en Letras, periodistas y cocinera. Es autora de los libros Cómo como y A cuatro manos. Y se transformó en una referencia para muchas personas que eligen una alimentación saludable.
Natalia nació en una familia en la que los platos estaban cargados de crema, panceta y mucho amor por la comida. A su vez, intentaba descubrir el mejor camino para que la alimentación fuera una herramienta para sentirse bien. “Entendí primero que lo importante no es comer menos calorías, sino comer más nutrientes, a balancear un plato, que haya ingredientes nobles en la cocina como cereales integrales, frutas y verduras. Dejé de preocuparme por si el queso era descremado o no”, contó. Natalia conoció a un médico macrobiótico que la orientó hacia el camino en el que se sintió mejor.
“Lo que cambió en mí fue la soberanía alimentaria. Tomé las riendas de mi alimentación, entendí lo que como, lo elijo y no me dejo llevar por lo que indican las publicidades. Eso es beneficioso para todos, para los productores, para el cuerpo, para la tierra. Esa sí que es una receta de éxito”, explicó la periodista que encontró una forma de alimentación más saludable, pero también más disfrutable, placentera, sin tantas restricciones. “Una forma de comer con alegría”, definió.
Sobre las mejores formas para incluir una alimentación saludable para los hijos e hijas, Natalia considera que “no podemos decirles que coman brócoli mientras nosotros comemos un pancho”. Para ella, no hay que prohibirles nada, porque eso genera un proceso contraproducente. Es importante –destaca- que sean partícipes de todo el proceso de la comida, que disfruten de cocinar, de tocar los alimentos. Que sea como un juego.
Hay dos elementos protagónicos en cualquier cocina que en la de Natalia no están, la harina blanca y la azúcar blanca. “No aportan nada bueno y son fáciles de reemplazar. Es mejor usar harina integral de trigo porque tiene más nutrientes y porque al consumirla genera una curva de glucosa más suave. O las harinas de arroz”, explicó y agregó que el azúcar puede ser reemplazado por el de mascabo, o miel. Es el primer paso hacia un camino más natural, alienta la “ex chica light” que, como define, renunció a contar calorías, decidió aprender a comer mejor y disfrutar en el camino.
(Foto: Xavier Martin – Revista Leemos)