El joven neozelandés Henry Glogau fue sorprendido en abril de este año con una estimulante noticia. Se había convertido en el ganador del prestigioso Lexus Design Award por la creación del “Destilador solar portátil”. Fue seleccionado entre los seis finalistas elegidos entre un total de 2.079 participantes de 66 países de todo el mundo.
El destilador solar portátil es una solución de baja tecnología que utiliza la luz solar para destilar agua contaminada y de mar. Está construido con materiales simples y tiene la forma de una sombrilla grande invertida. La invención puede generar hasta 18 litros de agua depurada por día, también sirve para dar sombra.
La creación de Henry consta de dos lonas plásticas circulares de 2,4 metros de diámetro superpuestas a pocos centímetros de distancia, sostenidas por una estructura plegable de bambú.
“Los proyectos se desarrollaron en Antofagasta. Debíamos conocer cuáles eran los desafíos climáticos y sociales de la comunidad. Y al mismo tiempo entender las oportunidades que ofrece Chile en sintonía con el acceso a la energía”, explicó Henry a Cambian el Mundo desde Copenhague.
No es el único proyecto que diseñó Henry en el norte chileno. También creó un tragaluz de desalinización solar que emite luz, produce agua potable y utiliza la salmuera sobrante para obtener energía.
Dijo que es importante utilizar las herramientas más simples para lograr el objetivo, “cada vez que pensas en diseños, ingeniería y arquitectura no siempre hay que reinventar. Hay ideas que estuvieron durante miles de años, hay que ver la naturaleza, la tradición y cómo vive la gente. Esa es la inspiración real que tuve”.
Henry se graduó en la Royal Danish Academy con un master especializado en Arquitectura y Entornos Externos. Se siente orgulloso por el premio aunque prefiere detener los elogios. “Tengo 25 años y mucho por aprender aún”.
Chile enfrenta la peor escasez de agua en 60 años y las personas más afectadas son las que viven en los asentamientos informales. La principal ONG dedicada a trabajar con habitantes de asentamientos informales en el país, Techo Chile, informó que el 75,8% de los hogares no tiene acceso a agua potable ni a conexiones eléctricas seguras.
En Antofagasta, hay alrededor de 15.000 familias que viven en estas condiciones, con un aumento de 544% en los últimos 5 años.
Irene Planchuelo Gómez es la jefa de construcciones de la ONG Techo Chile y contó cómo fue el trabajo con Henry.
Recordó que en octubre de 2019 el arquitecto y profesor de la Academia Real Danesa de Artes, Arquitectura y Conservación de Copenhague, Tomás Chevalier se puso en contacto con la oficina de Techo Chile en Antofagasta. Un mes después llegaron quince estudiantes para desarrollar proyectos que entreguen soluciones a problemas del lugar, como la falta de agua.
Además del proyecto de Henry que se desarrolló en la comuna de Mejillones, hubo otros basados en proporcionar espacios de sombra, reciclaje de plásticos o cultivos de gua.
El joven neozelandés mantuvo contacto con Irene por correo electrónico antes de viajar. La referente de Techo Chile se refirió al tragaluz de desalinización solar. “Es una especie de cúpula que se sitúa en el techo de la vivienda. Hay que hacer un agujero en una de las plantas que por lo general son de zinc en las comunidades donde trabajamos”, explicó Irene y agregó que el dispositivo tiene una pila que utiliza la sal del agua como energía y la desaliniza para consumo.
El diseño de este prototipo se desarrolló con principios de biomimetismo. La superficie emula las redes de nervadura de las hojas y las microsuperficies, lo que mejora la canalización del agua condensada para aumentar el rendimiento.
Irene comentó que Mejillones es un asentamiento informal con muchas familias, la mayoría son migrantes y no tienen acceso al agua, a la electricidad y a los sistemas de saneamiento. “Están en una situación de vulnerabilidad muy elevada”, subrayó.
La innovación tecnológica es importante -apuntó Henry- “aunque a veces la respuesta está de una forma muy simple. Por eso tenemos que trabajar con las comunidades locales”.
Para el autor de ambas iniciativas, encontrar soluciones baratas para proporcionar agua potable será vital para las comunidades menos favorecidas que ya sienten los impactos del cambio climático.
Henry es consciente de que vivimos hoy en un mundo de grandes y variados desafíos. “Uno de ellos es la producción de alimentos y también el acceso a los recursos naturales. Hay muchos desafíos que crecen junto al del cambio climático», aseguró. Hizo un silencio y concluyó: «Para encontrar respuestas tenemos que ir a las bases”.