“Rendirnos no es una opción…”.
Primero lo imaginaron como un documental de denuncia, poniendo el foco en los graves problemas mundiales. Pero a medida que avanzaban en la iniciativa, descubrieron personas con brillantes ideas, entonces el proyecto dio un giro. “Nuestro foco estaba orientado hacia un lugar que provocaba más susto, parálisis y bronca que entusiasmo. Nos dimos cuenta de que sí hay soluciones”, explicó uno de los directores de la serie animada El Futuro Imposible, Antonio Balseiro.
El sentido del proyecto audiovisual que tiene 10 episodios es reflexionar sobre los desafíos ambientales, económicos y sociales con la constructiva premisa de exponer soluciones inspiradoras. Ya está disponible de manera gratuita en YouTube en Argentina.
“Nos encontramos con gente brillante que está haciendo cosas increíbles como la economía del bien común, permacultura, tecnologías de código abierto, biomímesis, economías circulares, biomateriales, y la lista es interminable”, comentó Antonio y destacó que estas son soluciones concretas a los grandes problemas, pero no las estamos aplicando. Incluso, existe una atmósfera cultural que nos nubla la oportunidad de imaginar un futuro sin pobreza o sin basura. De hecho, comentó, que si alguien aparece con estas ideas es considerado un iluso.
La dirección del Futuro Imposible es de Antonio y Martin Haas, y la producción ejecutiva estuvo a cargo de Paula Moura y Martín Domínguez. Felicitas Soldi, Lautaro Brunatti y Antonio Balseiro son productores asociados. “Todos tenemos que aportar algo desde algún lugar. Nosotros hacemos activismo comunicacional”, aseguró Martín y agregó que el único objetivo que persiguen es el de provocar un impacto en la gente.
Martín considera que estamos atravesando una crisis de imaginación. Todo lo que vemos en series, libros y películas sobre el futuro es apocalíptico. “Y si lo vemos así, lo vamos a convertir en una profecía autocumplida”, advirtió. El título de la serie tiene la “Im” tachada porque están convencidos de que otro futuro es posible. Se definen como optimistas.
“Es que el optimismo es una herramienta de cambio”, continuó Antonio. Y a pesar de los datos económicos, sociales y medioambientales que se presentan siempre preocupantes.
Aldous Leonard Huxley fue un destacado escritor y filósofo británico. Aparece en el primer capítulo de la serie. El motivo de incluirlo, apuntó Antonio, fue mostrar que la historia de la ciencia ficción fue elaborada por gente rebelde que amaba la humanidad con el objetivo de advertir sobre los problemas que puede provocar la elección de caminos destructivos. Aldous es un ejemplo de esa conducta intelectual; “con una visión y sensibilidad excepcional, poca gente estuvo tan preocupada por el destino de la humanidad”. Pero con el paso del tiempo, la ciencia ficción se convirtió en una alternativa para asumir un futuro apocalíptico.
En los noticieros podemos encontrarnos con esos guiones poco originales de ciencia ficción. “Eso ayuda a aceptar el colapso”, advierte Martín y, además, convivimos con propuestas difíciles de digerir como desarrollar una colonia humana en el planeta Marte. «¿Qué tiene de bueno vivir en un shopping en el que, si se cuelga el sistema operativo de Elon Musk, te quedas sin oxígeno?», se preguntó y planteó: “¿En serio no queremos caminar por un bosque real nunca más? Tenemos que salir del futuro distópico”.
El tramo final del primer capítulo de El Futuro Imposible contiene la energía transformadora que se necesita para provocar cambios importantes. Un grupo de personas dialoga frente a una fogata y se pregunta qué posibilidades hay de enfrentar el sistema actual con un movimiento que propone un futuro distinto. “Chances, tal vez pocas. Mínimas”, responde una joven; “¿pero cuál es la opción? ¿Rendirnos?…” (La respuesta está en el inicio de esta nota)