Por Daniel Pardo
En Bariloche, un grupo de jóvenes con discapacidad encontró el espacio que necesitaba. Se trata de un emprendimiento socio-laboral llamado Cocineros del Bosque, donde aprenden a planificar recetas, comprar ingredientes, cocinar y vender sus productos en ferias comunitarias. Todo el proceso busca promover su inclusión y autonomía a través del trabajo.
Milagros Guerra y Sofía Filipiuk fueron las creadoras de este espacio en 2023. “Entendimos que había muy pocos lugares con orientación laboral para los jóvenes con discapacidad que egresan del secundario. Y creamos este emprendimiento para que puedan desarrollar habilidades pre laborales, como la responsabilidad, higiene, puntualidad y las tareas en sí”, explicó Milagros, que es terapista ocupacional.
Ellas trabajaban en consultorios de neuro rehabilitación cuando se encendió la idea. Atendían a jóvenes con discapacidad que egresaban y, aunque tenían la parte deportiva recreativa cubierta, faltaban los espacios para desarrollar las tareas laborales. “Nos dimos cuenta de que el consultorio había pasado a ser una meseta, una gran desmotivación”, describió Sofía y agregó que esa impresión las impulsó a dar el siguiente y desafiante paso.

Cocineros del Bosque creció rápidamente. Ambas recordaron una intensa experiencia que vivieron en diciembre de 2024 cuando se hicieron cargo del buffet en un congreso de Educación y Discapacidad. “Fue un gran desafío porque eran 800 personas y todo salió a la perfección. Nos dimos cuenta que los jóvenes podían asumir nuevas tareas y responsabilidades. Eso nos hizo muy bien a todos”, recordó Sofía.
Y este año se impulsó un nuevo proyecto de pasantías destinado a comercios de Bariloche y Dina Huapi, de cualquier rubro. “El objetivo es que puedan incluirse en espacios formales de trabajo”, apuntó Milagros.
Sofía es psicopedagoga y asegura que el balance hasta el momento es muy positivo. Destacó el avance de los 13 jóvenes que forman parte de Cocineros del Bosque. “Comenzamos desde muy abajo, trabajando la puntualidad, por ejemplo. Y hoy podemos ver la evolución. Ellos tienen muchas ganas de tener un trabajo formal”, señaló. Por su parte, Milagros ponderó el valor del grupo que se formó ‘porque se van ayudando entre ellos. El espacio es de disfrute, cálido y amable’.

Cuando repasan el camino recorrido desde el inicio del proyecto, admiten que el aprendizaje para ellas fue en grandes porciones. Sofía, por ejemplo, dijo que una experiencia valiosa fue descubrir que “la inclusión no está en la sociedad para las personas con discapacidad”. Se preguntó si es -acaso- que la gente no conoce sus aptitudes. Por eso están decididas a transmitir el proyecto con convicción.
Por su parte, Milagros agregó que ellas ofrecen una entrevista inicial para el empleador que quiera formar parte del programa de pasantías. El objetivo de ese encuentro es evaluar en conjunto si las tareas que se demandan coinciden con las posibilidades e intereses de los jóvenes.
Sin mencionarla, ambas coinciden en recodar a la joven que les mostró en el consultorio que ya necesitaban dar un salto hacia lo que luego se convirtió en Cocineros del Bosque. “Ahora vemos la motivación, la felicidad, las ganas de venir”, valoró Milagros. “Ellos pueden hacer el mismo trabajo que nosotros. A veces con más apoyo, pero la idea es hacer una sociedad más inclusiva”, aseguró Sofía.