Cuando se lo propuso el reconocido infectólogo Fernando Polack, Raúl pensó que era una locura. Con el paso del tiempo y la insistencia de Fernando cambió su mirada y tomó la decisión de sumarse al original y desafiante proyecto: la creación de una restaurante manejado por jóvenes neurodiversos.
Raúl Borgialli es psicólogo e integra el equipo de Alamesa. Se especializa en dispositivos grupales para el desarrollo de habilidades sociales y sociolaborales de personas neurodiversas. “¿Por qué me pareció una locura en ese momento? De por sí, un negocio gastronómico es difícil. En este caso es uno diseñado para que sea sostenido por personas neurodiversas. Me pareció un desafío ambicioso, pero lo logramos”, contó.
Desde su perspectiva, un tema central para llevar con éxito este emprendimiento es que no debe existir estrés en el ambiente laboral. «Nunca se les puede cruzar por la cabeza que no quieren ir a trabajar porque los perdemos», mencionó Raúl y explicó que la mayoría tiene la noción de la responsabilidad que exige el trabajo, pero hay otros que no. Por eso debe existir un motivación constante. “Tienen que querer volver no solo por el sueldo, también por sentirse útil y pasarla bien”, destacó.
Sobre la reacción de las familias, Raúl comentó que Alamesa es un proyecto que cuando lo conocieron, no lo pudieron creer. Y después surgió la felicidad porque sígnica darles un alivio a una preocupación que tenían hace mucho tiempo.
«Las familias nos decían que veían una evolución en cuanto a la madurez de los jóvenes, a la seriedad, la autonomía y mencionaron mucho la palabra dignidad»
“Cuando empezamos con los entrenamientos, las familias nos decían que veían una evolución en cuanto a la madurez de los jóvenes, a la seriedad, la autonomía y mencionaron mucho la palabra dignidad”, contó y destacó la coherencia del discurso que tiene la iniciativa. No se trata de una estructura de personas neurotípicas en la que se incluye una o dos personas neurodiversas.
“Son importantes de verdad y eso es una inyección a la autoestima. Si no vienen, el restaurante cierra. No es que ‘no pasa nada’. El efecto es increíble”, apuntó.
La neurodiversidad se refiere a las personas que tienen condiciones como dislexia, dispraxia, déficit atencional con hiperactividad (TDAH) o que pertenecen al espectro autista
Son 40 las personas neurodiversas que trabajan en Alamesa, de 17 a 49 años. Además, cuentan con un equipo de facilitadores que en su mayoría está nutrido por profesionales del campo de la salud mental o discapacidad. Y también, en menor medida, del mundo gastronómico. Contó que tienen la tarea de supervisar el trabajo.
El restaurante funciona en el barrio Las Cañitas desde el 1 de marzo, aunque ya venían haciendo simulacros del funcionamiento real. En Alamesa el menú lo diseñó el chef Takehiro Ohno, desde una cocina que no utiliza fuego, ni cuchillos, ni balanzas.
Raúl admite que esta experiencia le permitió sentirse pleno, agradecido por todo lo aprendido. Aclara también que tuvo que crecer para estar a la altura del proyecto. Y la devolución siempre es muy amorosa. Cuenta sonriente que todo el tiempo suceden demostraciones de gratitud por parte de los jóvenes neurodiversos y sus familias. Y que “te quiero Raúl” se repite con frecuencia.