Foto: Riku Isohella /Velhot Photography Oy
La pasión de Juan Cruz Dallasta es el fascinante mundo de la educación. Se formó como Licenciado en Ciencia de la Educación y disfruta de forma constante del ejercicio de repensar la educación para crear un sistema que sirva de motor de la transformación social.
Ahora reside en Finlandia, está terminando una maestría. Dice que el frío es protagonista durante buena parte del año. No es extraño encontrarse con temperaturas de -40 y noches que comienzan a las 14 horas. Más allá de esto, siempre le resultó atractivo estudiar el sistema educativo de Finlandia.
Lo que primero destaca Juan Cruz es el acuerdo general que existe en la sociedad finlandesa sobre la importancia de la educación. No solo para docentes, especialistas y ministros. “Son las familias, los estudiantes que se están formando como docentes, los sindicatos. Hay una mirada amplia sobre el tema”, destacó y agregó que este consenso se traduce en acciones concretas y que los cambios sean sostenidos en el tiempo.
Sobre las condiciones socio culturales para el desarrollo de la educación en Finlandia, la Consejera de Educación y Ciencia en la Embajada de Finlandia en Argentina, Emilia Ahvenjärvi destacó la confianza de la sociedad finlandesa. “Hay confianza en la responsabilidad de cada uno, en el rol de cada uno”, destacó en una charla que brindó en la Feria del Libro de Buenos Aires. Dijo que, por otro lado, existe una tradición en la lectura que ha favorecido a los resultados educativos.
Juan Cruz mencionó que los ingresos de los docentes son buenos, aunque en este último tiempo es un tema debatido porque no se han actualizado de la manera deseada en un contexto de inflación. “Todos los docentes tienen que tener un título de maestría para dar clases”, añadió y, además, tienen que hacer investigaciones en educación mientras lo llevan a la práctica.
La investigación es un punto también importante porque sirve para que las decisiones políticas sobre el sistema educativo se basen en evidencia científica. Por ejemplo, para avanzar en el debate sobre si corresponde o no que los estudiantes utilicen el teléfono celular en clase es necesario encontrarse con la evidencia que surge de estas investigaciones.
Juan Cruz considera que es fundamental escuchar a los docentes para enriquecer la discusión sobre qué sistema educativo deseamos. “Hablo con docentes de la provincia de Buenos Aires y me dicen que los chicos no van a clase. Entonces escucho el debate sobre el teléfono celular pero nadie habla del ausentismo escolar. ¿De qué discutimos?”, se preguntó.
En Finlandia existe un visible respeto por el tiempo que complementa al que se utiliza para las habilidades académicas. El famoso tiempo libre. Los recreos suceden cada 45 minutos en la educación primaria. “Es algo que está bueno para aprender, no copiar. Y entender que hay una complementariedad entre la práctica académica y la que no lo es”.
Juan Cruz señaló que hay muchos estudios sobre cómo la educación socioemocional sostiene la adquisición de habilidades cognitivas. “La educación emocional se enfoca no solo en las emociones y sentimientos, sino también de habilidades blandas”, aseguró y mencionó que son, por ejemplo, las relaciones con los demás o la toma de decisiones responsables. El juego, compartir tiempo libre, el contacto con la naturaleza y tener diálogo con un adulto referente forma parte de un aprendizaje profundo y significativo.
El joven licenciado se siente atraído por cada faceta que se desprende de la educación. Es evidente que disfruta de reflexionar y generar conversaciones que contagien. El sentido es convertir la educación en una herramienta efectiva de transformación “para que nos haga mejores personas en un mundo cada vez más humano”.