Emilce Cesarini sintió la necesidad de crear algo nuevo cuando fue consciente del impacto negativo que provoca la industria textil en el ambiente. Eso sucedió mientras cursaba la carrera en la UBA.
“Fue una cuestión personal porque ya había empezado a generar cambios en mis hábitos de consumo, me hice vegana”, contó Emilce y agregó que su proyecto empezó a bosquejarse cuando se graduó. El primer paso fue descifrar cómo suplir el cuero animal considerando las desfavorables consecuencias de la industria ganadera. Luego avanzó sobre la industria textil. Y del diseño del material pasó a la creación del material mismo.
El proyecto de Emilce consiste en el desarrollo de biocuero de origen bacteriano como una alternativa al cuero animal y cuero sintético. Es un producto sostenible, libre de crueldad animal y con mayor rendimiento por m2 sin descuidar las características técnicas y estéticas que exige el mercado.
La diseñadora textil comentó que el cuero de animal es altamente contaminante, “desde el grado cero hasta que llega al producto en sí”. Es un producto que, además, exige un proceso artesanal que genera mucho descarte.
El objetivo del emprendimiento está claro: reducir el impacto de la industria textil en el medio ambiente y en la sociedad. Según la ONU, la industria de la moda es la segunda más contaminante del planeta, por encima de la manufacturera, la energía, el transporte e incluso la industria alimentaria. Hoy se necesitan 70 millones de barriles de petróleo por año para producir poliéster.
El trabajo de Emilce se nutrió del aporte de la Fundación INVAP en 2020 a través del programa Emprende ConCiencia. Ese fue un importante impulso. En ese momento contaba con un prototipo que tenía algunas falencias en la parte del acabado final.
Luego aplicó para dos programas de financiamiento. Uno para adquirir maquinaria y otro destinado a una etapa de investigación. “Ahora estamos montando una planta piloto. Faltan algunos ajustes en la parte de permeabilidad del material”, señaló.
Estima que en un año el producto se estará comercializando y aseguró que apunta a que todo el emprendimiento sea sostenible “y que atraiga al cliente desde el diseño porque si no es funcional, pierde sostenibilidad en el tiempo”.
Es interesante descubrir cómo se talló el carácter creador de Emilce. Recuerda que el interés por el arte se despertó en su casa. Su papá, arquitecto y su mamá, diseñadora de interiores. Está convencida de que a ellos les debe el impulso artístico, pero principalmente el interés por cuestiones técnicas que están detrás del arte.
Cuando mira el camino recorrido, siente que merece una palmada frente al esfuerzo y los momentos difíciles. “Lo único que sabemos es que no vamos a postergar este proyecto. Y sabemos que en algún momento se va a concretar”, aseguró. Emilce aspira a que en el corto plazo no se hable de la sostenibilidad como un valor. Que sea algo incorporado de forma natural en cualquier proceso productivo. Y pensó: “es algo que deberíamos haber hecho siempre”.
Escucha parte de la entrevista radial