Por Daniel Pardo
Inés Enciso recuerda que de niña le provocaban mucha rabia las injusticias sociales. Con el paso del tiempo abrió los ojos a la inmensa y compleja realidad que viven las personas con discapacidad y se preguntó, entonces: ¿qué puedo hacer yo?
Inés es directora artística, gestora cultural y asesora de inclusión y accesibilidad en el Centro Dramático Nacional de Madrid. “La discapacidad nos confronta con la idea de que la vida es algo muy volátil, algo que no controlamos”, reflexionó en Pausa, el programa de Vivian ‘Lulú’ Mathis. Dijo que la idea de que nuestra realidad cambie y nos lleve a depender de otros, genera miedo. “Nos asusta porque es un espejo”, resumió.
El destino eligió formas muy penetrantes para acercarla al mundo de la discapacidad. De chica, recuerda, que participaba en voluntariados en centros de menores. Le gustaba trabajar con las infancias aunque siempre aclaraba que no quería hacerlo con niños o niñas con discapacidad. “Después viene la vida y te lanza: ¿qué habías dicho?” Hace 16 años nació su hijo Mateo con hidrocefalia.

Cuando estaba embarazada de 7 meses, los médicos le dijeron que las cosas no iban bien y que iba a tener que atravesar un terreno exigente. Estuvo asustada y no sabía si la cuna que había preparado sería utilizada.
Inés dejó de trabajar para dedicarse a Mateo, pero su padre la motivó a retomar su carrera. Le buscó un máster en gestión cultural que duró dos años. La experiencia fue valiosa porque en ese tiempo se pudo preguntar varias veces qué pasa con las personas con discapacidad en el ámbito de la cultura. “Nunca me lo había planteado”, señaló.
Hizo prácticas en el Centro Dramático Nacional de Madrid donde pudo desplegar su nueva mirada junto al actor y productor teatral Miguel Cuerdo, su tutor de prácticas. “Hablábamos de qué injusto era que no haya nadie con discapacidad arriba del escenario, en los equipos artísticos, con muy poca gente en el público. Y se trataba del teatro más importante de España”, recordó y contó que un día se armaron de valor y hablaron con el director; “nos dio la razón y a partir de ahí nos pusimos a trabajar. Estoy orgullosa del trabajo que hicimos. Hubo osadía y alegría inmensa”.

Inés y Miguel le dieron vida en 2013 al festival ‘Una mirada diferente’ con el objetivo de promover la visibilidad y la inclusión de los artistas con discapacidad en la vida cultural. Ese trabajo sentó las bases para que el resto de las instituciones culturales no pudieran darle la espalda a la temática.
En 2017 estuvo a cargo del casting y del entrenamiento actoral para la película Campeones, dirigida por Javier Fesser. Además, brindó asesoría al equipo y a la productora en temas de inclusión. La película fue galardonada en los Premios Goya 2018 como Mejor Película, y Jesús Vidal recibió el premio a Mejor Actor Revelación.
Uno de los desafíos para Inés fue ganarle a la mirada paternalista que suele expresarse con frases como: “ay, los pobres”. Por eso, comentó, que fueron muy rigurosos en la selección de los espectáculos. “Trajimos espectáculos de una calidad tan alta que cambió la percepción de la gente sobre la discapacidad. Ya no los van a ver desde el mismo lugar”, apuntó.

Se irrita cuando se idealiza la discapacidad y se habla de héroes o le dan un inmenso valor a las dificultades que suponen que tienen. “¿Puedes juzgar el resultado de lo que estás viendo como lo haces con cualquier otro actor o actriz y no pensar si le ha costado más porque tiene parálisis cerebral?”, se preguntó.
“Aprendes tanto del que es diferente. Hay algo tan reconfortante en sentir que cabemos todos. Yo hice este camino con alegría”, reflexiona una madrileña que lleva adelante su trabajo con pasión. Y asegura que ver a una persona con discapacidad en escena aporta un valor añadido que no se puede conseguir de otra manera. “Me gustaría que eso se vea más”, dijo.