Atravesado por el aire puro y estelar que envuelve casi todo en Ushuaia, en enero de 2014 se levantó una esperanza para el mundo. Se construyó la primera ‘Nave Tierra’, una casa autosustentable hecha con basura.
La historia nació por la inquietud de Elena Roger y Mariano Torre, destacados artistas argentinos que comparten la vida y, además, decidieron involucrarse en los procesos que están asociados a mejorar la desequilibrada relación que existe hoy entre el desarrollo humano y su entorno natural.
“Soy una persona muy sensible con la naturaleza. Tengo la idea incorporada de respetar a cada uno de los seres que están en el planeta hace mucho tiempo ”, contó Elena y comentó que cuando comenzó la relación con Mariano, se potenciaron esos ideales. “Nos preguntamos por qué tenemos que seguir algo que está estipulado, por qué no nos replanteamos lo que no nos cierra”, reflexionó.
Elena recordó cómo la vida acomodó las piezas para que conocieran al arquitecto estadounidense Michael Reynolds, defensor de la construcción sustentable con materiales reciclados y creador del concepto de Earthship (Nave Tierra).
El primer capítulo se diseñó mientras la pareja imaginaba cómo debía ser su casa. Estaban convencidos de que debía conectarse con la naturaleza. Uno de esos días, mientras Elena esperaba continuar la grabación en una película, la maquilladora le preguntó si había visto El Guerrero de la Basura de Reynolds. “Lo hicimos. La vimos y nos enamoramos. Y Mariano más todavía”, contó.
“Vimos el Guerrero de la Basura y nos enamoramos. Y Mariano más todavía, enseguida le escribió”, contó Elena
Efectivamente, Mariano -nacido en Ushuaia- quedó tan impactado que le escribió al arquitecto que vive en Nueva México y utilizó una frase muy efectiva que sirvió para que Reynolds detuviera su mirada entre los miles de mails que recibe. El envío rezaba magnético: “desde el fin del mundo…”.
“Lo invitamos y cuando lo vi llegar de Nueva México, solo con una mochila, sentí que era mi ídolo”, recordó Elena sonriente. Es que -continuó- hizo tanto por la humanidad, llevó adelante acciones humanitarias en lugares devastados por desastres naturales, «sembró mucho”.
Para la actriz, Reynolds rompió estructuras de la arquitectura. Investigó, experimentó, tuvo fracasos y éxitos. Creó una comunidad de Earthship y mostró otra visión sobre cómo podemos habitar mejor este planeta.
El 4 de enero de 2014 comenzó la primera experiencia constructiva de Earthship en Sudamérica. Ushuaia recibió a 70 estudiantes de distintos lugares del mundo para realizar la construcción. El objetivo fue dejar una huella y enviar el mensaje al mundo.
La Nave Tierra se basa en seis conceptos: la construcción con materiales naturales y reciclados; recolección, utilización y reutilización de agua de lluvia; producción de comida; generación de energía eléctrica; tratamiento de aguas grises y negras; calefacción y refrigeración mediante el concepto de masa térmica.
El trabajo duró 26 días. Se utilizaron 600 cajas de cartón, 350 neumáticos y 5.000 botellas de vidrio. Este tipo de construcción permite que el espacio mantenga una temperatura constante de entre 18 y 22 grados.
Reynolds contó en un documental sobre la construcción de la Nave Tierra en Ushuaia que “todo empezó, primero, por una cuestión individual. Vi que la gente tiraba cosas que eran útiles, me podían servir». Después comprendió que esa conducta social motivaba una revolución.
Desde su inauguración se han organizado distintas actividades, cursos de concientización, visitas guiadas para residentes y turistas, talleres de reutilización de materiales y actividades con alumnos de escuelas locales. Pero en el último tiempo -increíblemente- estuvo cerrada.
«Está desaprovechada», de lamentó Mariano, aunque destacó el trabajo que se está haciendo para reabrirla. «Se están logrando grandes avances. Se juntaron ambientalistas de distintas organizaciones, vecinos, y formaron un bloque de empuje que la está poniendo de nuevo en condiciones», comentó. Hay varios proyectos para aprovechar el valor que tiene la Nave Tierra.
Más allá de los sinsabores que surgieron en estos ocho años, el mail de Mariano dio preciados frutos. El viaje de Reynolds generó una experiencia imborrable que despierta conciencia. «Tenemos que ser inteligentes y evolucionar con el planeta y no a costa del planeta», reflexionó. Para el actor, el futuro que nos espera «puede ser muy negro o muy verde. Y maravillosamente depende de las decisiones que tomemos día a día».
Escucha parte de la entrevista radial