El conferencista catalán reflexionó sobre la relación de las personas con el dinero, las falencias del sistema educativo y el poder de los jóvenes y los empresarios para cambiar el mundo. La importancia de una banca transparente con criterios de inversión éticos.
Joan Melé es catalán, lleva ya 42 años como banquero -así se define- y desarrolla una intensa actividad como conferencista en foros y charlas sobre economía social, finanzas éticas y humanidades. Es promotor de la banca ética que, según explica, se trata de una banca consciente de su rol de intermediario con la responsabilidad de evaluar proyectos que sean viables desde una perspectiva económica y ética. “Es un banco que tiene criterios de inversión éticos y transparencia total. En Europa me dijeron que iba a durar 4 días, pero no. Fue un éxito”, comenta.
El conferencista asegura que el dinero puede ser un agente de transformación social si nos preguntamos “a quién sirve mi dinero”. Según Melé es relevante considerar quién fabrica lo que compro, en qué país, en qué condiciones. O dejar el dinero en un banco sin saber qué hace con él. “Eso nunca lo entendí”, dice con firmeza; “actúan como si fueran propietarios cuando en realidad sólo lo gestionan. Los clientes tienen el derecho y la responsabilidad de saber qué hacen con el dinero mientras no lo uso”. Por eso, Melé salió del sistema financiero tradicional y promociona la banca ética.
El catalán considera que la relación de las personas con el dinero a veces “nos convierte en una caricatura de lo que somos y podríamos ser. Actúan fuerzas como el miedo, la codicia, las ansias de poder. Es mi ego cargado de fuerzas oscuras, pero no es mi verdadero yo”, asegura. Para el catalán acumulamos dinero pensando que eso resuelve los problemas. “Durante estos años conocí muchos clientes millonarios que sólo tienen lo material, no tienen un propósito de vida y por eso están desesperados”.
“Existe una obsesión por ganar dinero para comprar cosas que no necesitamos y cuando salís del centro comercial, sentís igual el vacío”, reflexiona y aclara que, entonces, es necesario un trabajo interior de autoconocimiento. Para eso, la cultural, la filosofía o la espiritualidad, apunta. “El siglo XXI, o vuelve a ser espiritual o no tiene futuro”, define.
Melé está convencido que una clave para rastrear las raíces de la crisis que vive hoy el mundo está en la educación. “Tenemos gente muy inteligente pero el mundo tiene cada vez más problemas”, señala con énfasis y razona que, entonces, la inteligencia es necesaria pero no suficiente. Para Melé, la clave es la bondad. “La bondad como actitud de compromiso ante la vida”, explica. Y asegura que, si no reflexionamos a fondo y tenemos coraje para cambiar, cada vez vamos a tener más problemas.
Joan es autor de los libros “Dinero y Conciencia. A quién sirve mi dinero”, “La economía explicada a los jóvenes” y “Lo que nos queda por vivir. Una fábula sobre el sentido de la propia existencia”. Es, además, presidente de la Fundación Dinero y Conciencia.
Para Melé, los empresarios pueden cambiar el mundo porque saben actuar y cuando hacen un cambio de conciencia, definen un orden de valores. “Primero las personas, el planeta, y luego el beneficio. No puede ser más importante el dinero que las personas y el planeta. Así, por ejemplo, surgieron las empresas B”, explica y agrega que son “son empresarios que se sienten felices porque encontraron un propósito”.
Los jóvenes y el arte
Joan Melé admira a Greta Thunberg, la joven sueca de 16 años que advierte sobre los riesgos del cambio climático. “Ella es muy especial, tiene cualidades que le permite aglutinar a tantos jóvenes en el mundo”, comenta y reconoce que lo apasiona trabajar con jóvenes porque traen otro impulso, aunque “no todos tienen el coraje de resistir el enorme virus del miedo que se inocula desde pequeños en las casas y las aulas. Un virus muy poderoso y muchas veces no pueden sacar lo que llevan dentro. Por eso se vuelven agresivos, violentos o caen en las drogas”.
Por eso, para Melé es importante el arte en el sistema educativo. “El arte es armonía y te lleva a un bienestar interior que te permite llevarlo a las relaciones con las personas”, reflexiona.
Por Daniel Pardo
Foto: JOAN MELÉ (Crédito laSexta)