La casa de las 800 latas de tomate: «La clave es construir con materiales que están cerca»

La vida de la familia Rapoport se alteró con la presencia de turistas que querían corroborar la maravilla que describían los medios digitales: una casa hecha con 800 latas de tomate en San Carlos de Bariloche. El ingenioso responsable de semejante belleza de la sustentabilidad, Manuel, recibió a los primeros visitantes con una amplia sonrisa aunque el desfile de curiosos empezó a interrumpir los movimientos cotidianos de la familia.

Manuel Rapoport estudió ingeniería pero no fue suficiente porque se sentía atrapado e incapaz de transmitir su creatividad. El joven inquieto dibujaba siempre, creaba mundos, hacía laberintos y naves espaciales. Un tiempo después, descubrió que la carrera de Diseño Industrial en Córdoba podía brindarle una respuesta mayor y conjugar el ingenio con la técnica. “Y la conciencia social viene de la cuna, eso es por la gente que te rodea”, agregó.

Una de sus creaciones recorrió el mundo. En 2005 cuando nacieron sus hijos mellizos, observó que la gran cantidad de latas de leche Nido que utilizaban tenían que servir para algo. “Como diseñador veía ese material precioso que se descartaba, es de mucha calidad”, contó e imaginó, entonces, que podían ser utilizadas para revestir la casa.

El creativo Manuel Rapoport

En el vertedero municipal le sugirieron que era mejor hacerlo con latas de tomate. Recolectó 800 latas que atravesaron un tratamiento que consistió en cortar la base y la tapa, después se abre el cilindro con un corte transversal y se despliega para que luego se vuelve a plegar, formando una “s”. Esto sirve para encastrar cada pieza y evitar el ingreso de agua.

“Yo lo hice encaprichado porque quería hacer algo distinto, con un material que me parecía hermoso”, contó. Apenas terminó de cubrir la casa con las latas, se vio dorada. “Era el Guggenheim de la Patagonia”, describió y rió. Dijo que luego de la erupción del volcán Puyehue en 2011, cambió a un tono rojizo porque se quemó la película plástica que tiene de protección y se empezó a oxidar.

“Ahora está más linda”, apuntó orgulloso y comentó que hoy es habitual que se usen chapas pre oxidadas. “Es la tecnología apropiada porque logras un lindo resultado invirtiendo más en mano de obra que en el material”, explicó mientras mira los cuatro paquetes de latas que guarda por si hace falta hacer algún recambio.

Se usaron 800 latas de tomate

Para Manuel, uno de los problemas de la sustentabilidad es la industria de la construcción que “en su afán por bajar precios se industrializan las tecnologías, se masifican y por inercia se distribuyen en los países”. Por caso, en Bariloche se construye con bloques y hierros construidos en Buenos Aires. “Esto significa transporte y una inversión importante de energía, la huella de carbono es gigante”, señaló. De hecho, el cemento -continuó- genera un gran impacto ambiental porque se requiere minería y energía en hornos que queman sustancias.

Las latas de tomate son un material disponible. De no utilizarla para el revestimiento de su casa, estarían en un basural. Para Manuel, la clave es construir con los materiales que están cerca.

Dice que a veces se cuestiona a la gente que utiliza piedras de un arroyo o de la ladera de la montaña para construir en su casa. “Eso es totalmente sustentable porque están utilizando su mano de obra con materiales cercanos”, destacó y agregó que los materiales del lugar le dan carácter e identidad a la arquitectura del lugar.

Con el tiempo la fachada se tornó rojiza

Otro factor importante de la sustentabilidad es el que está vinculado al impacto social. En este punto, Manuel valora la mano de obra intensiva. Un picapedrero, por ejemplo, tarda más en levantar una pared, gana más dinero y ocupa más tiempo en un oficio que requiere ciertas habilidades. En cambio, las casas que se construyen con impresoras 3D requieren de sólo un par de técnicos.

Manuel llevó a la práctica su teoría. Utilizó “basura” para algo tan útil como proteger su vivienda cuando estas ideas no tenían tanto protagonismo como sucede hoy. “Todos tenemos que hacer un aporte a la sociedad y al medio ambiente. No alcanza con el gobierno o con las organizaciones. Si no hacemos algo de forma desinteresada y solidaria, no vamos a salir”, aseguró.