Mario Alonso Puig es un apasionado divulgador de cómo un hallazgo transformó su vida. El médico cirujano y escritor español comparte esa historia para contagiar porque está seguro de que existe la posibilidad de vivir en un mundo más amable.
“El cerebro es tan inmenso”, comienza en una charla en el programa Pausa que conduce ‘Lulú’ Mathis. Mario siempre se interesó -incluso desde muy pequeño- en la conexión que existe entre el cerebro y el resto de los órganos, como el corazón, la microbiota. También en la unión con la mente, con la felicidad. “Eso me llevó a estudiarlo en profundidad, viendo qué podemos hacer para maximizar el potencial de nuestro cerebro”, contó.
La idea de hacerlo es para que ese conocimiento contribuya de una forma poderosa en generar bienestar y añadiendo valor a nuestra sociedad. “Eso es lo que realmente me interesa mucho”, admite desde la hospitalaria y bella Madrid.
El recorrido para entender mejor al cerebro pasó desde los destacados centros de neurociencia, como el Instituto Weizmann hasta el encuentro con maestros Zen; “cuando más profundizas, te das cuenta que todo forma parte de una gran unidad”.
Uno de los impulsos de esta búsqueda para Mario fue la creencia de niño que no era suficientemente inteligente. En esos casos, dice, podes resignarte o convertirte en un buscador. Él eligió la segunda opción y le permitió llegar a muchos lugares. “Agradezco mucho esa herida que tuve de chico porque se convirtió en un gran motor”.
Mario subraya el peso que tienen nuestras creencias en la creación de nuestra realidad. Para eso da un ejemplo. “Todos tenemos un ordenador (cerebro) que depende del sistema operativo que se use y que se construye a base de lo que creemos. Esa es la clave”, explicó y agregó que muchas veces esas creencias no las cuestionamos, ni se nos ocurre desafiarlas.
“A su vez, esas creencias dan lugar a un sistema de pensamientos e interpretaciones. Interpreto al mundo en base a lo que creo que es. Una persona de la talla científica de Buda dijo hace 2500 años que el mundo lo construimos con nuestros pensamientos”, apuntó.
Mario está convencido de que cuando una persona cambia una creencia, cambia su realidad. “Es brutal. Albert Einstein decía que la separación entre el mundo interior y el exterior es pura ilusión”, menciona y aclara que él mismo pudo experimentarlo con una creencia que estaba en su inconsciente. Trabajar sobre eso permitió que cambiaran situaciones que experimentaba. “No puedo negar que lo he vivido. Y es disruptivo”.
El proceso no es simple, tiene sus complejidades. Mario menciona que existe un miedo en las personas a descubrir esas creencias que nos condicionan porque “nos apegamos a una identidad. Y si se desploma, sentimos que caemos a un vacío. Pero lo cierto es que si una serpiente pierde la piel, no deja de ser”. Para Mario vale la pena atravesar esos miedos porque el mundo que se nos escapa es mucho más amable que el que vivimos.
“Vale la pena abrirse a la posibilidad de que existe una dimensión que no estamos viendo. Es algo que a mí me costó ver. Pero cuando tenes las experiencias, sabes que es una realidad. Y no lo puedo negar”, definió.