Celeste Fisch es arquitecta y hace 30 años inició su tarea como voluntaria en la Fundación Vivienda Digna. Fue la forma que eligió para desarrollar su carrera profesional. “Es una parte muy grande de mi vida», admite.
La fundación trabaja hace 44 años en proyectos de mejoramiento de hábitat. Acompañan a familias que por sus propios medios no pueden llegar a tener viviendas adecuadas. Lo hacen en distintos puntos del país, como la provincia de Buenos Aires y en Bariloche, una ciudad turística con notables contrastes sociales.
Celeste destaca que los proyectos son participativos, esto significa que las familias que van a mejorar la vivienda participan desde el inicio y colaboran con la tarea que exige la vivienda de otra familia del barrio.
La tarea en Bariloche fue en el barrio Villa Llanquihue. “Hicimos un diagnóstico de la zona y conocimos las necesidades a través del diálogo con los vecinos. Definimos que el tema prioritario son los baños”, contó. El siguiente paso fue presentar la iniciativa a los donantes y a los vecinos del barrio.
Durante 2023 llevaron adelante 10 accesos y mejoras de baños. La consigna de la fundación es que “todos trabajan en las casas de todos”. En esta oportunidad, las conexiones a las cloacas se hicieron entre los vecinos. Para eso se desarrolló una capacitación específica. Además, concretaron el mejoramiento de la plaza del barrio.
Las familias que intervienen en el proyecto se reúnen cada 15 días y observan los avances de la obra y se capacitan en temas como economía o los que surjan del grupo.
“Trabajo hace muchos años y me alegra no dejar de conmoverme. Muchos argentinos no saben cómo se vive en el país. Sin agua, sin haberse podido bañar nunca con agua caliente. Sin que la casa alcance para que todos vivan dignamente. Son 3.500.000 familias que no tienen lo básico y que no pueden tenerlo por sus propios medios”, describió
Sobre la relación con los gobiernos cuando suceden sus intervenciones, Celeste comentó que con el paso del tiempo aprendieron a entender las lógicas de los demás. “Y además porque en estos proyectos participan muchas personas. Para escalar en los proyectos es importante hacerlo con los estados”, destacó.
Celeste admite que la intervención que hacen no resuelve el programa del déficit general. Es un pequeño aporte, dice, aunque también es consciente que “para las familias es un montón. El próximo paso en Bariloche será otro barrio que muestra sectores vulnerados, Virgen Misionera.
“Vivimos la interesante práctica de trabajar en conjunto. Trabajar con el otro es una experiencia tan importante como mejorar el baño porque te ayuda a resolver otros problemas”, reflexionó y admitió que ve que aún falta mucho por hacer. “Siento que tengo mucho para dar, más allá de haber empezado hace 30 años como voluntaria”.
Más de 35.000 familias formaron parte de los proyectos de la fundación durante 43 años. Celeste encontró su lugar como directora técnica de Hábitat y Participación. “Cada familia que ha recibido algo, ha dado tanto al mismo tiempo. Es una fuente de satisfacción”.