Tomás Sicouly es el coordinador de Módulo Sanitario, una organización que transforma la realidad de familias que no cuentan con algo tan esencial como un baño.
Su primera experiencia fue hace 9 años cuando recibió la invitación de unos amigos. La intención fue solo asistir para dar una mano pero la experiencia cambió su vida. Tomás se involucró en el proyecto y después de cumplir con la tarea de voluntario durante siete años, se convirtió en el coordinador de la organización.
“Me revolucionó la cabeza. Me acuerdo que pensé que yo había hecho el esfuerzo de estudiar, de tener las mejores notas, pero tenía condiciones de vidas confortables. Y me encontré con otro mundo”, reflexionó y agregó no sabemos realmente qué significa vivir sin un baño; “me refiero a criar un hijo, a estudiar, a sostener el compromiso de ir a trabajar todos los días”, apuntó.
El crecimiento de la organización fue constante. En el primer año se construyeron tres módulos y se probaron distintos prototipos para encontrar el correcto. En el siguiente fueron 30 y el desafío fue descifrar cómo podían llegar a más personas. “Para eso fue importante conformar una comunidad de voluntarios que aprendiera a construir y también hiciera el trabajo previo”, contó Tomás y explicó que la construcción del módulo se hace en dos días, pero el trabajo previo demanda cinco meses. Dijo que en ese tiempo conocen a las familias y comparten con ellos el trabajo que consideran se puede hacer.
“Me gusta compartir la alegría de que se puede hacer algo; a veces la frustración lleva a la inacción”
Módulo Sanitario pasó de levantar 100 baños por año a los 300 del 2023. “Hay 6 millones de personas que hoy todavía no lo tienen, son 1.200.000 hogares. Sabemos que nos falta un montón, por eso necesitamos contagiar las ganas de hacer”, aseguró.
Tomás logró descubrir cómo cada historia de personas que demandan un baño tiene una profundidad impactante. Recordó una experiencia en Florencio Varela, provincia de Buenos Aires. “Por una depresión post parto no diagnosticada se había roto la familia. Los hijos estaban en la casa de los abuelos y me encontré con una pareja que estaba reconstruyendo su casa de a poco”, describió. El matrimonio venía trabajando hace tres años para recuperar a sus hijos porque la casa no tenía baño. Y la medida de abrigo había establecido esa condición. “Estaban luchando por recuperar el hogar”, resumió.
Hoy son 200 las voluntarias y voluntarios que están comprometidos con el trabajo previo a la construcción y 1500 por año para la construcción. Construyen baños en 10 provincias, aunque solo en tres -Buenos Aires, Córdoba y San Luis- tienen equipo propio.
“Admiro a las personas que sostienen la comunidad de Módulo porque eligen tener una pata en los dos mundos: el que tiene baños y el que no”, señaló y destacó que se trata de una comunidad que quiere transformar realidades.
Hasta el 18 de agosto, Módulo Sanitario difunde su campaña Conectando, con el objetivo de reunir fondos para sostener el trabajo a través de modulosanitario.org/conectando. Las personas que donen $10.000 o más se podrán llevar unas divertidas medias con temática sanitaria (inodoro y papel higiénico) con envío a todo el país. “El nombre de la campaña es lo que somos, conectamos a mucha gente que quiere transformar la realidad de familias que no tienen baño”, definió.
Cuando Tomás se junta con amigos es inevitable que en algún momento se hable de los problemas que tiene el país. Él tiene un registro nutrido de miles de experiencias en sectores vulnerados de la comunidad. “Me gusta compartir la alegría de que se puede hacer algo; a veces la frustración lleva a la inacción”, piensa. Dice que estar en contacto con las historias que se encuentra Módulo Sanitario es una satisfacción porque significa que pasa algo más que la escena de una persona llorando porque no tiene baño. “Me llena de esperanza estar en este camino”.