Peceras de microalgas: la innovadora tecnología para purificar el aire

Un vistoso rectángulo verde despierta la atención de los transeúntes que circulan por el barrio Belgrano de la ciudad de Buenos Aires. En una estación de servicio se luce esta llamativa propuesta que cumple con una noble misión y, además, comparte un mensaje para despertar conciencia.

Leonardo Curatti es investigador del CONICET en el Instituto de Investigadores en Biodiversidad y Biotecnología (INBIOTEC). Se ha dedicado a investigar desde 2008 el desarrollo de tecnologías que utilizan algas para capturar el dióxido de carbono de la atmósfera y transformarlo en oxígeno. En 2019, YPF se interesó en el proyecto y tomó forma Y-ALGAE. 

El biólogo explicó que estas peceras están diseñadas específicamente para el cultivo de microalgas. Indicó que las algas son organismos fotosintéticos y, en ese proceso, usan la energía de la luz para tomar el dióxido de carbono del aire y convertirlo en oxígeno, además de generar su propia biomasa potencialmente útil como fertilizante y suplemento nutricional para alimentos en acuicultura y otras industrias vinculadas a la alimentación. A diferencia de las plantas, acotó Leonardo, el proceso lo hacen a una velocidad sorprendentemente mayor.

Plataforma de cultivo de microalgas del INBIOTEC-CONICET en Mar del Plata.

El dispositivo es entre 10 y 50 veces más eficiente que un árbol a la hora de eliminar el dióxido de carbono. Además, está diseñado para utilizar el agua de lluvia. La tonalidad del dispositivo Y-ALGAE cambia de un color verde claro a una coloración más oscura cuando el dióxido de carbono es capturado.

Esta tecnología no debe entenderse como un reemplazo a la forestación. Representa una alternativa complementaria para contribuir a la captura de CO2 en entornos urbanos e industriales donde la forestación ya no es posible o no es conveniente. También cuando se busquen resultados más inmediatos.

Esta es una tecnología que tiene cerca de 40 años, pero que en los últimos 20 adquirió relevancia a escala mundial, sobre todo en Estados Unidos y algunos países de Europa como estrategia de mitigación del cambio climático.

Leonardo Curatti

Ya hay dos unidades instaladas y en funcionamiento en Argentina, una en una estación de servicio del barrio Belgrano en la ciudad de Buenos Aires y otra en un complejo industrial en la provincia de Buenos Aires. El plan es instalar más unidades en todo el país.

Actualmente, Leonardo mencionó que se está investigando activamente el mantenimiento de los dispositivos. La tecnología fue desarrollada para ser operada por manos no expertas. Eso es algo novedoso, valoró. “Es como hacerlo con la pecera en casa. En este caso, debido a la velocidad de crecimiento que se puede lograr, requieren un mayor mantenimiento”, comentó y agregó que hoy están intentando simplificar la tecnología al máximo posible para cumplir con el objetivo de que pueda ser operada por personas que no tienen conocimientos específicos.

En estos dispositivos o peceras, Leonardo y su equipo aportan los requerimientos que demandan las algas para llevar a cabo la fotosíntesis a su máximo potencial. El biólogo mencionó que están avanzando en contratos específicos para la fabricación en serie. Existe una demanda nacional del dispositivo, aunque también han recibido solicitudes de otros países.

El componente activo de Y-ALGAE son microalgas nativas del sudeste de la provincia de Buenos Aires.

Contó que son varias las actividades que se realizan en esta unión de fuerzas Y-TEC, la empresa de base tecnológica para la industria energética creada por CONICET e YPF. “Una de las actividades es popularizar estos dispositivos de captura de carbono en espacios públicos para interactuar con la comunidad”, explicó y agregó que es importante incluir en la agenda las intervenciones de la comunidad científica en cuestiones ambientales. “Es un granito de arena en el gran problema ambiental que sufrimos”, apuntó.

“El propósito fue siempre lograr una captura de carbono efectiva. Este esfuerzo por popularizarlo en los espacios públicos busca comunicar un mensaje. Los dispositivos son naturalmente vistosos, proyectan una luz verde que se puede apreciar de lejos. Entonces eso atrae a la gente e inmediatamente lee el mensaje que queremos transmitir”, destacó. Ese mensaje, dice, se traduce en que todos podemos hacer algo concreto para mejorar la situación ambiental.