El cáñamo es la fibra que se obtiene de la planta de cannabis sativa y durante miles de años formó parte de la vida cotidiana en distintas culturas. Hallazgos en la actual China prueban que alrededor del año 4.000 a.C. se hacían allí textiles con fibras de cáñamo. Hoy se recupera su cultivo en el mundo y se posiciona como una alternativa de producción económica y ecológica.
Mariano Percivale comenzó a investigar sus beneficios en 2012 cuando a su alrededor no había alguien que supiera de qué estaba hablando. La información disponible estaba solo en inglés y francés.
“Todo empezó en un encuentro de amigos, manipulando el tallo de la planta. En ese momento se me pasó por la cabeza usar fibras como reemplazo del plástico compuesto. Y descubrí que se podía hacer absolutamente de todo”, contó el -por entonces- estudiante de diseño industrial.
Después de un exhaustivo trabajo de investigación, le dio vida al emprendimiento Gaia Eyewear. Sus creaciones, anteojos de diseño hechos de cáñamo, se venden en todo el país, además de Holanda, España, Bélgica, Uruguay, Ecuador y Colombia. “A mí me interesa especialmente la industria nacional, generar puestos de trabajo con un emprendimiento sustentable”, aclaró de inmediato luego del repaso por los países que se interesan por su original creación.
Gaia Eyewear tiene un presente exitoso, aunque el comienzo no fue fácil. Su creador explicó que hay que tener en cuenta que el emprendimiento se basa en una materia prima que hay que cultivarla y, además, es difícil innovar con productos que aspiran a reemplazar al plástico. Más allá de estas barreras, el horizonte próspero se fue dibujando con nitidez. El objetivo -reflexionó- es crecer para contribuir con los beneficios que acarrea este tipo de producción sustentable.
Los armazones de los anteojos son más duros que el plástico común de acetato y más livianos. Además hoy se respira una tendencia a la búsqueda de objetos sustentables porque la conciencia se está impregnando cada vez con más firmeza en los momentos de elegir qué comprar.
Varios países avanzaron ya en una legislación acorde para regular el desarrollo de la industria del cáñamo. Costa Rica, por ejemplo, aprobó en los primeros días de marzo una ley en este sentido. De esta forma se sumó a la lista de países latinoamericanos que habilitaron el uso de la planta para fines medicinales e industriales, como Uruguay y Colombia. Argentina promete cumplir con el mismo objetivo en los próximos días.
“Es que uno de los temas importantes es la materia prima. Por suerte, yo consigo lo que necesito pero para otros emprendimientos es mucho más complicado porque tienen que importarlo. Hoy -sin la ley aprobada- es un limitante para nuevos desarrollos”, explicó, aunque aclaró que es optimista sobre la aprobación del proyecto de ley.
“¿Por qué le puse Gaia a mi emprendimiento? En 2014 escuché a un biólogo que había analizado el planeta tierra como un ente. Y lo llamaba Gaia. Me quedó”. Mariano se refiere a James Lovelock y una hipótesis difundida en la década de 1970 que explica al planeta Tierra como un superorganismo vivo, una entidad compleja que comprende el suelo, los ríos y océanos, la atmósfera y la biota terrestre (las plantas y animales vivos)
Además de su emprendimiento, Mariano dedica su tiempo y energía a Proyecto Cáñamo, una asociación civil sin fines de lucro que tiene como misión la divulgación científica de los usos y propiedad del cáñamo industrial.
Explica que con el cáñamo podemos hacer casi todo. La planta de cannabis abre un mundo de posibilidades, a partir del uso de sus raíces, tallos, fibras, semillas y hojas. Esta fibra en particular se puede utilizar para hacer plástico compuesto, telas, madera. “Si hay hasta casas hechas de cáñamo”, destacó. De hecho en abril del año pasado se inauguró una muy vistosa en Costa Rica.
“A veces siento que no caigo”, admite Mariano sobre el recorrido de su emprendimiento. Aclara que queda mucho por hacer; “soy muy exigente conmigo mismo, pero viendo todo en perspectiva, avanzamos mucho”. Es que en 2012 nadie -literalmente- conocía el cáñamo. Sabe que no fue nada fácil pero volvería a hacerlo una y mil veces. “La finalidad es contribuir a la comunidad y generar un cambio del lado que me toca. Eso me pone contento”.
Escucha parte de la entrevista: