“El mundo está jodido y si quieres fingir que esto no es así, lo entendemos. Pero aquí tenemos otro plan…”; esta es la magnética invitación que se encuentra al ingresar a la web Learning by Helping, el laboratorio de innovación social y desarrollo sostenible. Tomy Megna es uno de los creadores y director de este original espacio con movimientos de torbellino.
Hace 8 años se mudó de Buenos Aires a Barcelona donde surgieron desafiantes propuestas. “Learning by Helping es un proyecto que amo. Nos dedicamos a crear y enseñar proyectos de impacto social, ambiental y económico”, definió Tomy y destacó que se trata de proyectos sostenibles en el tiempo. Trabajan con empresas, gobiernos, emprendedores y organizaciones sociales.
El activista y consultor en innovación social y sostenibilidad asegura que la cantidad de emprendimientos con impacto positivo ha aumentado en los últimos años. Cada vez son más los autores que aseguran que para el año 2050 la gran mayoría de las empresas serán sociales. Es decir, empresas que son económicamente rentables y a su vez generan un impacto social positivo en la sociedad.
Considera que hay dos factores relevantes para explicar este escenario. Uno de ellos está liderado por Naciones Unidos y la agenda 2030 para generar un desarrollo sostenible. Por otro lado, existe una búsqueda generacional, “son generaciones que están mucho más conectadas con el propósito”. Los jóvenes quieren hoy dedicar su vida profesional a algo más que un salario a fin de mes.
El primer programa que desarrollaron en Barcelona fue una respuesta a la crisis migratoria. Para esto colaboraron con la Comisión Española de Ayuda al Refugiado. Una de las soluciones fue la creación de una plataforma ‘Refugee Friendly’ para que personas refugiadas y locales puedan asistir juntas a eventos culturales con el propósito de generar amistad.
Learning by Helping también generó un ambicioso proyecto con la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO). La iniciativa propone una formación a gran escala, denominada ‘Certificación Docente en Innovación Social para el Desarrollo Sostenible’. Busca capacitar a 10 millones de docentes de América Latina.
“Planteamos cómo pueden llevar la sostenibilidad a sus aulas a través de la creación de proyectos educativos que inviten a sus estudiantes a desarrollar soluciones a problemas que encuentran en su comunidad educativa. Puede ser su aula, el colegio, su barrio”, explicó.
Uno de los casos presentados en esta propuesta pretendía lograr inserción laboral de personas en situación de calle. “Esa es la excusa porque el verdadero proyecto es que el estudiante que aplica la metodología ve la realidad de otra manera y desarrolla un nivel de empatía mayor”, comentó. De esta forma se abordan los problemas, en vez de negarlos o mirar hacia otro lado, y los participantes se convierten en agentes de cambio.
En septiembre finalizaron la primera edición en la que consiguieron formar a más de 12.000 docentes que equivale a más de medio millón de estudiantes impactados en diferentes ciudades. El compromiso ahora es formar a 100.000 nuevos docentes en 2025.
Tomy asegura que estamos viviendo un tiempo en el que consumimos mucha información y eso no es inocuo. “Estamos híper conectados. Vemos huracanes, guerras, conflictos sociales. Hay una conexión emocional con eso y a veces se convierte en algo insoportable”, comentó. Ante esta realidad podemos transformar el dolor en proyectos de impacto positivo, preguntándonos qué podemos hacer con lo que está sucediendo.